En su argumento expresó que querían quedarse con su campo y demás bienes.
Por unanimidad, la Cámara Penal de Apelaciones confirmó la condena para Néstor Ovidio Ramírez, de 44 años de edad, a la pena de dieciséis (16) años de prisión por ser considerado autor penalmente responsable de los delitos de abusos sexuales simples y con acceso carnal, reiterados en número indeterminado de veces, agravados por la convivencia; y corrupción de menores.
El fallo de alzada tiene la firma de los jueces José Mántaras, Eduardo Bernacchia y Carlos Renna, quienes ratificaron lo que en primera instancia y también por unanimidad, había resuelto el 15 de abril de 2024 el tribunal del juicio oral y público, integrado por los jueces Natalia Palud, Claudia Bressán y Santiago Vanegas.
Para el fiscal Nicolás Maglier, la pena justa eran 20 años de prisión.
Ramírez tenía domicilio en la zona rural de Fortín Olmos; y en este proceso judicial fue defendido por los abogados Sixto González y Agustín Bergel. Como querellante en representación de la víctima, trabajó el abogado Raúl Armando Leguiza.
Sostiene el fallo de la Cámara que Ramírez no tuvo parámetros reflexivos para dominar, y mucho menos para corregir su reiterado, insistente y depravado accionar frente a una menor que lo identificaba como su padre.
Ergo, nada le importó, al extremo de que al ver fracasado su intento de accederla "voluntariamente", valga el término, sin interrupciones, la condujo a un sitio de poca transitabilidad y concurrencia para forzar el pergeñado abuso con acceso carnal, demostrando con ello un innegable desvalor de las cualidades personales y morales.
Le reprochan a Ramírez haber sometido sexualmente a su víctima, a partir de los 12 años, introduciéndole progresivamente en su psiquis madurativa, alteraciones y/o deformaciones con suficiente entidad para mellar la normal y natural evolución de su tránsito sexual, todo ello con la agravante de la implementación de conductas agresivas, amenazantes y cosificantes que, sin dudas, provocaron un amedrentamiento y la consecuente dilación en la develación de lo que estaba padeciendo.
La última violación fue en la noche del 3 de julio de 2023, en inmediaciones del Hipódromo de la Ciudad de Vera, donde habían estado en una carrera de caballos. Como ella se negó a ingresar a un motel, la sometió a un acceso carnal en el asiento trasero de su camioneta Toyota Hilux de color gris, patente AB424YO. Mientras la chica gritaba, Ramírez se reía y burlándose le decía que grite tranquila, que nadie la podría escuchar.
El condenado tenía una relación de pareja con la madre de la víctima, con quien convivió siete años. Ella misma contó entre llantos que lo consideraba como un padre, a tal punto que en su día, le escribía cartitas y le hacía algún regalito.
La víctima derivó en síntomas depresivos que se evidenciaban, entre otros, por la falta de apetito, ideaciones suicidas, sentimientos de culpa, etc.
Ramírez sostuvo siempre su inocencia, acusando que el abogado Leguiza (querellante por la víctima) se quedó con su casa y lo mismo quería hacer con el campo y demás bienes de su propiedad.
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