Así lo demuestran los distintos paisajes que ofrece la Cuña Boscosa en materia vial.







Una recorrida por el interior permite apreciar el desolador y triste panorama que presentan las distintas rutas provinciales y secundarias de piso natural por donde se debe mover la producción de una región que, a través de la ganadería y el monte, genera una gran porción de recursos a la economía provincial.

Tome cualquiera, por donde quiera que vaya la perspectiva es la misma, las imágenes son elocuentes: puentes endebles, rutas que el monte convirtió en picadas, reparaciones temporarias que no ofrecen ninguna garantía, pozos que son verdaderas trampas, el agua acechando al borde del camino y hasta charcos que aún no pudieron escurrirse, porque las alcantarillas están sobre elevadas o el terreno está más alto que la ruta y hasta se puede apreciar alguna máquina olvidada al costado del camino, porque seguramente no hay presupuesto para su reparación.

Esto no es consecuencia de una gestión, sino que es el resultado de décadas de olvido, que podemos poner como punto de inicio cuando a principio de los 90 se transfirió a las comunas la administración de los recursos para mantenimiento de los caminos de cada distrito, siempre con el aporte logístico de la DPV.

En ese momento dije que en ese acto, celebrado en Margarita, asistíamos a la “defunción de Vialidad Provincial”, el tiempo me dio la razón.

A pesar de los convenios firmados, las fotos, las motoniveladoras chinas que vinieron sin repuestos y los anuncios que escuchamos a lo largo del tiempo, vemos con gran decepción que todo fue menos que humo.

El personal técnico que había fue reemplazado por “idóneos”, antes los trabajadores eran todo terreno, hoy se terceriza todo y se ha vuelto más burocrático el sistema.
El “no hay plata” es el latiguillo de moda que se utiliza como argumento para justificar la incapacidad de los muchos que esperan todo del maná Estado que, dicho sea de paso, sus administraciones estuvieron siempre bajo la lupa.

Se desaprovechó el largo período de sequía y ahora el gobierno pide que se produzca más para alimentar las arcas de una administración que no retribuye en la medida que exige y siempre carga la culpa en el otro que, en este caso, seguramente será la lluvia…

La postal de hoy es consecuencia de años de abandono y no le cabe solo a una gestión, TODOS hicieron su parte y es hora de que se hagan cargo porque, vale agregar, en los últimos 30 años los personajes se repiten; más vale tarde que nunca y…no le pidan peras al olmo.


Manuel Mudry.