El paciente fue operado en Rosario. Tenía arritmias por una miocardiopatía. Controlaron el ritmo de su corazón con una técnica poco usual para estos casos. La operación llevada adelante por el equipo del Sanatorio Británico demandó cinco horas.







Un hombre de 60 años con un problema severo en el corazón, una miocardiopatía dilatada causada por la enfermedad de Chagas, a quien ya se le había colocado un cardiodesfibrilador para controlar las arritmias, fue intervenido en Rosario con éxito. El tipo de procedimiento que se le hizo, y que se realizó por primera vez en la provincia de Santa Fe, permitió evitar el inminente trasplante cardíaco del paciente.

La operación tuvo que respetar, además, todos los protocolos para evitar el contagio de Covid del enfermo, médicos y asistentes, lo que exigió mucho más esfuerzo al equipo de profesionales.

Por supuesto, y como en toda intervención que se realiza en pandemia y con alta circulación del virus, también implica considerar especialmente ciertos aspectos emocionales de los pacientes que transitan estos procedimientos sin la presencia, o la presencia muy limitada, de familiares y afectos. Pero esas dificultades no detienen a los médicos cuando se trata de salvar a una persona o mejorar sustancialmente su calidad de vida.

Luciano Citta, jefe del departamento de Arritmias y Electrofisiología del Instituto de Cardiología del Sanatorio Británico, quien fue uno de los profesionales que encabezó esta intervención, dijo que los cardiólogos que se dedican a la electrofisiología (una rama de la especialidad) son “los electricistas del corazón”. Diagnostican y tratan las arritmias, que pueden tener diversos orígenes.

En este caso, el paciente hacía tiempo que estaba en seguimiento médico por un problema severo del corazón causado por el Chagas, una enfermedad que en un 30% de los afectados produce alteraciones a nivel cardíaco.

“La persona que tiene Chagas, que puede conocer o no su condición (hay mucho subdiagnóstico) y que a su vez sufre una afectación cardíaca, produce lo que denominamos una miocardiopatía dilatada que le genera arritmia cardíaca”, explicó el médico.

El procedimiento

“Si bien el paciente sigue siendo evaluado por el equipo de trasplante, porque es algo que no podemos descartar 100%, con la técnica que utilizamos evitamos esa intervención mayor que era inminente. Lo que hicimos fue una ablación de taquicardia ventricular recurrente epicárdica mediante un navegador tridimensional, en un paciente chagásico”, explicó Citta.

Este tipo de procedimiento no es usual, en general, y menos en casos como el que se describe. “En Santa Fe es la primera vez que se realiza”, dijo el especialista del Sanatorio Británico.

“Normalmente, cuando los electrofisiólogos hacemos una ablación ingresamos a través de venas o arterias, de la pierna, y así nos metemos adentro del corazón del paciente. Lo novedoso de este caso es que lo hicimos ingresando por una punción por fuera del corazón. De otro modo no hubiésemos podido acceder al foco del problema”, detalló.

La operación duró más de cinco horas. Tres electrofisiólogos, un hemodinamista, una anestesióloga y un bioingeniero fueron parte del equipo de profesionales. El bioingeniero es quien maneja el navegador tridimensional, destacó Citta.

“En 48 horas el paciente tuvo el alta. Pudo ser acompañado por un solo familiar, algo que estamos permitiendo, con todos los cuidados, en estos últimos meses porque sabemos lo relevante que es la contención emocional y más después de tanto tiempo de pandemia”, comentó el cardiólogo, quien admitió que para los profesionales es un tema complejo tener que tomar toda la distancia física posible con el paciente, que atraviesa un momento tan delicado.

“Después de dos semanas de realizado el procedimiento este hombre no tuvo otra arritmia y esperamos que siga evolucionando de la misma manera”, enfatizó.



Además de Citta formaron parte de este procedimiento los médicos Fernando Senn oriundo de Fortín Olmos, Omar Trotta, Ana Paula Acosta, los técnicos Micaela Benvenutto y Víctor Bravo, el bioingeniero Matías Kamlofsky, los enfermeros Victoria Utrera y Sebastián Cabrera y se contó con la colaboración de Daniel Zanuttini, jefe del equipo de Hemodinamia y Cardiología Intervencionista del Sanatorio Británico.


La Capital