Se presentaron a la convocatoria de una ONG con la propuesta de crear un espacio donde enseñarles a los niños a cultivar hortalizas, para luego entregar los plantines a las familias. Lograron concretarlo y ya entregaron a los vecinos las primeras bandejas de verduras.







En el Paraje 29, un grupo de jóvenes creó un invernadero comunitario donde los niños aprenden a germinar y cultivar plantines de hortalizas para luego entregar a las familias del lugar y fomentar así la recuperación de las huertas hogareñas.

El autodenominado Equipo Solidario es un grupo de voluntarios de Paraje 29 que se encomendó a la tarea de armar un invernadero para cultivar plantines y devolver al pueblo las huertas familiares.



La iniciativa se hizo realidad el año pasado, cuando el Equipo de Trabajo Solidario decidió participar del concurso “Pueblos Emprendedores”, organizado la ONG “Responde”, dedicada a promover el desarrollo social y económico de los pequeños pueblos rurales de la Argentina.

La invitación a participar del concurso los interpeló: “Ayudá a transformar la realidad de tu pueblo. Promové la cultura emprendedora a través del conocimiento. Gana $80 mil para impulsar el cambio, aportados por el Banco Galicia más un Programa de Capacitación y apoyo para los emprendedores locales a cargo del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación”, decía en la página web de la ONG Responde.

Walter y sus compañeros se subieron a la propuesta, elaboraron un proyecto basado en los valores de producción de alimentos sanos y soberanía alimentaria y resultaron ganadores. La propuesta fue seleccionada entre 178 postulaciones y recibió el premio de 80 mil pesos. “Con el dinero mandamos a hacer la estructura del invernadero, compramos el nylon, las macetas de plástico y todas las herramientas de trabajo. Las semillas las conseguimos a través de Pro Huerta y la tierra fértil la fuimos a buscar al monte, debajo de los árboles”, expresaba Walter Alegre, profesor de Ciencias Agrarias en la escuela técnica del distrito La Sarita.



Una vez terminada la obra, el Equipo de Trabajo Solidario convocó a los niños del pueblo y desde entonces todos los sábados de 9 a 12, cerca de 20 chicos de entre 7 y 14 años se reúnen en el invernadero ubicado al lado de la plaza, para realizar los distintas actividades de germinación y cultivo. Walter Alegre afirma que con este proyecto se benefician todos: “Nosotros aprendemos a trabajar con la comunidad, los chicos aprenden a cultivar y a su vez ellos les enseñan a sus familias a hacer lo mismo en sus casas.”

En marzo de este año, luego de tres meses de encuentros, trabajo y dedicación, el invernadero se llenó de plantines saludables, listos para ser trasplantados. Ese día, niños y coordinadores eligieron una fecha posible y se ocuparon de ir casa por casa a hacer la entrega. En total fueron 35 familias que, después de escuchar una breve charla sobre el mantenimiento y el cuidado que requiere una huerta, recibieron gratis su bandeja de hortalizas.



Ahora, y después de realizar la segunda entrega con la producción de la nueva temporada, los pequeños horticultores comenzaron a trabajar con plantas autóctonas, florales y medicinales. “Estamos germinando algarrobo, quebracho, Ñangapirí (Eugenia uniflora), todas plantas nativas de nuestra región. También sumamos plantas florales con los esquejes y gajos que nos trae la gente de sus canteros y las medicinales: buscapina, ruda y aloe vera,” cuenta

Como viene sucediendo hace décadas en la mayoría de los pueblos rurales del país, la falta de oportunidades obliga a los jóvenes a emigrar a las ciudades para continuar con sus estudios o buscar empleo. Por eso el proyecto del Equipo de Trabajo Solidario es más ambicioso. Además de fomentar y recuperar las huertas para el autoconsumo, la idea es continuar el proyecto ayudando a los pobladores a reorganizar sus crías de oveja, gallinas cerdos o pavos y hacer una feria local para darle valor a las producciones familiares. “Empezamos con el invernadero, que es como la primera semillita, pero el gran desafío para nosotros es generar un impacto en la economía del pueblo” explica Walter Alegre y concluye: “Ojalá podamos lograrlo”.