Es alarmante la ola de suicidios en el departamento General Obligado, hay un suicidio cada cuatro días en la región.







Andrés Ezequiel Delgado de 27 años, domiciliado en Loteo Belén decidió quitarse la vida en su vivienda, sucedió a las 22:50 hs. De este miércoles 22 de enero de 2020.

Más tarde, a las 03,00 de la madrugada de este jueves 23 de enero de 2020, Gustavo Heriberto Maltby de 54 años, se quitó la vida descerrajándose un disparo con una escopeta en el pecho en su vivienda ubicada en calle Roca al 1157 de Reconquista y es el sexto en los 23 días que tiene el 2020.

Con el de Gustavo Eriberto Maltby, de 54 años, ya van seis suicidios en lo que va del Departamento General Obligado.

El número revela una media de un suicidio cada cuatro días en los cerca de 200.000 habitantes que tiene la jurisdicción.

Cinco de los seis suicidios ocurrieron en la ciudad de Reconquista y el restante en Malabrigo.

Las edades de las personas que se quitaron la vida son de 21, 27 (2), 50, 54 y 57 años.

Suicidio, descripción general.

El suicidio, ponerle fin a tu propia vida, es una reacción trágica a situaciones de vida estresantes; más trágica aún porque el suicidio puede prevenirse. Si estás pensando en suicidarte o conoces a alguien que esté teniendo sentimientos suicidas, aprende a identificar los signos de advertencia del suicidio y a comunicarte para buscar ayuda y tratamiento profesional de inmediato. Puedes salvar una vida; la tuya o la de otro.

Puede parecer que tus problemas no tienen solución y que el suicidio es la única forma de poner fin al dolor. Pero hay algunas medidas que puedes tomar para mantenerte a salvo y volver a disfrutar de la vida.

Para ayuda inmediata

Si piensas que puedes intentar suicidarte, obtén ayuda ahora:

Llama de inmediato al 911 o al número de emergencia local.

Síntomas

Los signos que advierten sobre el suicidio o los pensamientos suicidas incluyen lo siguiente:

Hablar acerca del suicidio, por ejemplo, con dichos como “me voy a suicidar”, “desearía estar muerto” o “desearía no haber nacido”

Obtener los medios para quitarse la vida, por ejemplo, al comprar un arma o almacenar pastillas

Aislarse de la sociedad y querer estar solo

Tener cambios de humor, como euforia un día y desazón profunda el siguiente

Preocuparse por la muerte, por morir o por la violencia

Sentirse atrapado o sin esperanzas a causa de alguna situación

Aumentar el consumo de drogas o bebidas alcohólicas

Cambiar la rutina normal, incluidos los patrones de alimentación y sueño

Hacer actividades arriesgadas o autodestructivas, como consumir drogas o manejar de manera negligente

Regalar las pertenencias o poner los asuntos personales en orden cuando no hay otra explicación lógica para hacerlo

Despedirse de las personas como si no se las fuera a ver de nuevo

Manifestar cambios de personalidad o sentirse extremadamente ansioso o agitado, en especial cuando se tienen algunos de los signos de advertencia que se mencionaron con anterioridad

Los signos de advertencia no siempre son obvios y pueden cambiar de persona a persona. Algunos dejan en claro sus intenciones mientras que otros guardan en secreto sus pensamientos y sentimientos suicidas.

Cuándo debes consultar con un médico

Si tienes pensamientos suicidas, pero no estás pensando en hacerte daño a ti mismo en lo inmediato:

Acércate a un amigo cercano o un ser querido, aunque sea difícil hablar sobre tus sentimientos

Comunícate con un pastor, un líder espiritual u otra persona de tu comunidad religiosa

Llama a la línea directa de asistencia al suicida

Programa una consulta con tu médico, un profesional de salud mental u otro profesional de atención médica

Los pensamientos suicidas no desaparecen por sí solos, así que busca ayuda.

Causas

Los pensamientos suicidas pueden tener distintas causas. Con mayor frecuencia, los pensamientos suicidas pueden ser el resultado de sentimientos que no puedes afrontar cuando se presenta una situación abrumadora en tu vida. Si crees que no hay esperanzas en el futuro, puede que pienses, equivocadamente, que el suicidio es una solución. Es posible que experimentes una especie de estrechez de criterio donde, en medio de una crisis, sientas que el suicidio es la única salida.

También puede existir una propensión genética al suicidio. Las personas que cometen suicidio o que tienen pensamientos o conductas suicidas suelen tener antecedentes familiares de suicidio.

Factores de riesgo

Aunque los intentos de suicidio son más frecuentes entre las mujeres, los hombres son más propensos a completar el suicidio ya que tienden a usar métodos más letales, como las armas de fuego.

Tal vez corras más riesgos de suicidarte en los siguientes casos:

Si ya has intentado suicidarte antes

Si te sientes desesperanzado, inútil, agitado, aislado de la sociedad o solo

Si te sucede una situación estresante, como la pérdida de un ser querido, el servicio militar, una separación o problemas financieros o legales

Si tienes un problema de consumo de sustancias; el abuso del alcohol y las drogas puede empeorar los pensamientos suicidas y hacerte sentir lo suficientemente temerario o impulsivo como para actuar en función de tus pensamientos

Si tienes pensamientos suicidas y tienes acceso a armas de fuego en tu hogar

Si tienes un trastorno psiquiátrico no diagnosticado, como depresión grave, trastorno de estrés postraumático o trastorno bipolar

Si tienes antecedentes familiares de trastornos mentales, abuso de sustancias, suicidio o violencia (que incluye abuso sexual o físico)

Si tienes una enfermedad que se puede asociar con la depresión y los pensamientos suicidas, como una enfermedad crónica, dolor crónico o una enfermedad terminal

Si eres lesbiana, gay, bisexual o transgénero y no encuentras apoyo en la familia o estás expuesto a un entorno hostil

Niños y adolescentes

El suicidio en niños y adolescentes se produce como consecuencia de acontecimientos estresantes de la vida. Lo que una persona joven percibe como algo grave e insuperable, a un adulto puede parecerle leve, por ejemplo, los problemas en la escuela o la pérdida de una amistad. En algunos casos, un niño o un adolescente puede tener pensamientos suicidas debido a determinadas circunstancias de la vida sobre las que no quiere hablar, entre ellas:

Tener un trastorno psiquiátrico, como depresión

La pérdida o un conflicto que involucre a amigos o a familiares cercanos

Antecedentes de maltrato físico o abuso sexual

Problemas de alcoholismo o drogadicción

Problemas físicos o médicos, por ejemplo, quedar embarazada o tener una infección de transmisión sexual

Ser víctima de hostigamiento

Sentir incertidumbre acerca de la orientación sexual

Leer o escuchar la historia de un suicidio o haber conocido a un compañero que se haya suicidado

Si estás preocupado por un amigo o un familiar, preguntarle sobre sus pensamientos e intenciones suicidas es la mejor manera de identificar el riesgo.

Asesinato y suicidio

En casos poco frecuentes, existe el riesgo de que la persona con intención suicida mate a otros y después atente contra su propia vida. Esto se conoce como “homicidio-suicidio” o “asesinato-suicidio”, y algunos de los factores de riesgo son los siguientes:

Antecedentes de conflictos con el cónyuge o con la pareja

Problemas familiares de naturaleza legal o financiera por los que se esté pasando

Antecedentes de problemas de salud mental, en particular la depresión

Abuso de alcohol y drogas

Acceso a armas de fuego

Consumo de antidepresivos y mayor riesgo de suicidio

En general, la mayoría de los antidepresivos son seguros, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos exige que todos los antidepresivos tengan advertencias de recuadro negro, la advertencia más estricta para los medicamentos recetados. En algunos casos, niños, adolescentes y adultos menores a 25 años pueden presentar un incremento de comportamientos y pensamientos suicidas si consumen antidepresivos, especialmente durante las primeras semanas o cuando se modifica la dosis.

Sin embargo, recuerda que es más probable que los antidepresivos reduzcan los pensamientos suicidas a largo plazo, ya que mejoran el estado de ánimo.

Prevención del suicidio en adolescentes

Busca ayuda: Prevención del suicidio en adolescentes

Complicaciones

Los pensamientos suicidas y los intentos de suicidio dejan una huella emocional. Por ejemplo, los pensamientos suicidas pueden consumirte al punto de que no puedas desenvolverte en tu vida cotidiana. Y si bien los intentos de suicidio son actos impulsivos durante momentos de crisis, pueden dejar como secuela lesiones permanentes y graves, como insuficiencia orgánica o daño cerebral.

Los que quedan atrás después de un suicidio, las personas llamadas «sobrevivientes del suicidio», con frecuencia experimentan dolor, ira, depresión y culpa.

Prevención

Para ayudarte a evitar pensar en el suicidio:

Busca el tratamiento que necesites. Si no tratas la causa de fondo, es posible que los pensamientos suicidas regresen. Aunque puedas sentirte avergonzado de buscar tratamiento para problemas de salud mental, el tratamiento adecuado para la depresión, el abuso de sustancias u otro problema de fondo te hará sentirte mejor acerca de la vida y ayudará a mantenerte a salvo.

Crea una red de apoyo. Hablar de los sentimientos suicidas puede ser difícil, y es posible que tus amigos y familiares no comprendan completamente por qué te sientes de ese modo. Procura conectarte con ellos de todas formas, y asegúrate de que las personas que se preocupan por ti sepan lo que está sucediendo y estén a tu lado cuando las necesites. También es recomendable que busques ayuda en la comunidad religiosa, en grupos de apoyo o en otros recursos disponibles en tu comunidad. Sentirte conectado y contenido puede ayudar a reducir el riesgo de suicidio.

Recuerda que los sentimientos suicidas son temporales. Si te sientes desesperanzado o sientes que seguir viviendo no vale la pena, recuerda que el tratamiento puede ayudarte a recuperar la perspectiva y a mejorar tu vida. Tómalo con calma y no actúes impulsivamente.